jueves

Rafaela: Mi mario no es que fuera guapo... pero tenía un corazón mu grande

Conocí a mi mario cuando estaba haciendo el Servicio Militar en Chipiona… Yo tenia trece o catorce años cuando lo conocí. Yo iba con mi madre buscando leña pa la candela y me vio. Nos quedamos… fue un flechazo. Averiguó donde vivía y me vino a buscar. En la esquina de mi calle me esperaba y mandaba a algún niño pa que me avisara. Él era un soldao en un detacamento de Cádiz, pero lo conocí en Chipiona. Cuando mi madre se enteró que yo le hablaba a un soldao…¡Las palizas que me daba…! Se decía entonces que los soldaos se aprovechaban de las muchachas y luego cuando se licenciaban se iban y las dejaban. Luego se demostró que no fue así, pero me pegaba mi madre… Me acuerdo de que yo estaba en una esquina de la puerta la calle y él en la otra y tenía un gorro de soldao y cuando mi madre veía la sombra, ella ya estaba alerta… Además... yo tenía dos hermanos chicos y no me podía pasear con él porque ellos se lo decían a mi madre y me pegaban delante de él. Y él le tenia que decir: no le pegue usted, que no ha hecho na malo. Él no es que fuera guapo, es que tenía un corazón mu grande.
Rafaela, con su marido, muy jóvenes
 Al final tuvieron que aceptarlo. Pa mi era el hombre ideal. Yo no quería un machista, eso desde luego… Y no me tocó. Le hablé cerca tres años, pero él no entró nunca en la casa. Ella no lo dejó. Nosotros… siempre en la calle. Se licenció y se vino pa Ubrique. Entonces me buscó trabajo en una fábrica pa que yo trabajara. Una vez que estuve aquí dijo: nos vamos a casar. Tenía diecinueve años. Y nos casamos, pero sin permiso de mi familia. Al año nació mi primera hija. Yo quería bautizarla y un señor… Robustiano le escribió una carta a mi madre, pa que me dejara casarme por la Iglesia. Me tenía que casar y bautizar a la niña. Yo no hice boda, ni na. Ya ella me mandó los papeles y no vino a la boda. Mi padre ya había muerto. Tengo una poesía referente a eso… La tengo en la memoria…

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