jueves

La Luna de Miel

Todo el mundo sabe que se llama así a esos primeros días, tras la boda, en los que los novios disfrutaban de un tiempo de transición entre la soltería y el nuevo estado, ya que eran días en los que aún no se tenían que enfrentar a la vida cotidiana, con las nuevas obligaciones. Por el contrario, la nueva pareja tenían la posibilidad de estar solos, estrenar intimidad, y los más afortunados hacer un pequeño viaje a alguna ciudad dentro de Andalucía.
Pregunté a las mujeres del grupo cual era la expectativa que tenían respecto a esa primera vez: la noche de bodas. Naturalmente se trata de un tema muy íntimo y por eso los comentarios giraron en torno a la falta de información que se tenía en aquella época, y consecuentemente el nerviosismo y hasta el miedo con el que se iba a ese encuentro. Definitivamente:  era una experiencia a la vez ansiada y temida, y no siempre satisfactoria.

Yo creo que las expectativas eran negativas… Mi primera noche fue en Puerto Real, luego fuimos a Cádiz y luego volvimos. Yo llegué aquí sin enterarme de ná. Es que nosotras íbamos al matrimonio totalmente ignorantes…” (Isabel)

“Yo no imaginaba nada. Las historias que se escuchaban eran negativas, como metiendo miedo. Eso sí lo recuerdo” (Manuela).

“Pues yo no tenía miedo… A mí sí que me dijeron las amigas que llevara una toalla, un paño, o una sábana” (Mª Luisa).

“A mí las amigas me metieron una sábana pa ponerla en la cama. Me decían: Por si te hace falta… Y yo decía, pero ¿pa qué es esto…? Si en los hoteles hay sábanas… No entendía nada… “(Isabel).

“Y mi madre tan avanzá como era… en eso ni una palabra. Siempre decía: Que hay ropa tendía…”(Mª Teresa).

“La noche que me casé la pasé fatal porque me tuvieron que llevar al médico de lo mala que estaba… Yo no sé qué me paso… Y cuando empecé a estar bien me vino la regla. Luego, cuando se fue la regla, ya nos teníamos que venir. Total, que estuvimos ocho días de viaje. En Jerez, a la vuelta, es donde hicimos a mi hija la grande. Desde que nació ella había que tirar pa´ trás. Porque la niña estaba mu malita y no podíamos permitirnos tener más familia. Pero lo que es disfrutar…disfrutar de estar a solas con tu marío… Desde que se me retiró la regla es cuando yo he disfrutao, en to. Porque el susto está siempre ahí, el susto a quedarte embarazá. Ahora que eso que se escucha por la radio por la noche. Una muchacha, por ejemplo, que conoce a un muchacho y se acuestan aquella noche y ya está, la deja embarazá…. y si te he visto no me acuerdo. Eso a mí me parece que no es disfrutar…” (Gregoria)

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