Recorriendo las calles de Ubrique, cualquiera puede observar ese entramado urbano tan característico de los pueblos de la sierra. La mano y la sensibilidad de sus mujeres han dado como resultado una estética llena de colorido, y unos rincones, en los que debe resultar un placer sentarse al fresco de la noche y compartir charlas y recuerdos con los vecinos.
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