jueves

Pilar: Yo he sio una privilegiada y mis tíos, las personas más buenas que conozco...


Nací en Ubrique en 1928. Soy la última de 9 hermanos. Uno murió y quedamos siete varones y dos hembras. Tan chiquita…, mi madre estaba mala. La recuerdo… yo era mu chica, porque yo nací cuando ella ya estaba mala. No sabía lo que era, pero estaba mala. Teníamos mucha familia, pero nadie se acordó de nosotros, nadie. Mi padre metió a una mujer pa que nos ayudara, pero le quitó unos sarcillos y ya mi padre lo que hizo fue llevarnos a Sevilla, (yo tenía pocos meses) a casa de su hermana, que tenía dos hijas y se les habían muerto otras dos. Se acostumbraba entonces a que cualquiera de aquí que se ponía mala, ¡Ala, a Sevilla! Llegaban al piso de mi tía y allí se acogía a todo el mundo y a ponerle la mejor cama y nosotros en un colchón en el suelo... Llegaba una tal Juana la Olegaria a Sevilla pa el médico, y mi prima la acompañaba… y eso que ella era sastra y tenía que ir a trabajar, pero ella estaba allí acompañándola. ¡Qué buena era!
Bueno, pues...vamos al médico, dijo mi madre. El médico les dijo que no tenía cura, que pa qué se iba a quedar en Sevilla. Era un tumor en la cabeza. Mi madre se volvió a Ubrique y yo me quedé allí. Así que mis primeros recuerdos son de Sevilla. A mi hermano Manolo también se lo quedó otra tía por parte de mi padre.   
Pilar con muy pocos años (?)
Cuando mi madre se volvió a Ubrique, ya muy malita, mi tio, que era tio político, (pa que veas la gente tan buena, tan educá, que no había hecho más que cuidar cochinos) Dijo: ¡Ay Vicente!, qué hacemos con los niños?, ¿nos quedamos con las dos niñas…? Y así lo hicieron. 
Pilar con su tio en el Parque de M.Luisa
Él trabajaba como de portero en una fábrica. Ellos se encargaron de llevarnos cosas, cunas y ropa. Es que Vicente era muy fiel… Ya habían pensado en que Julito, el pequeño fuera a la escuela, y luego se iría a trabajar a la fábrica. Todo eso me lo han contao a mi después.
Yo fui al colegio allí en Sevilla. El colegio… aquello lo había hecho un médico … un tal Lanzón…o algo así.  La barriada se llamaba el retiro obrero, y era muy bonita. 
Pilar en la escuela en 1936 (8 años)
 Tenía mi maestra: doña Adelaida. Parece que la estoy viendo… delgada, alta… Luego… doña Isabel, y nosotros muy bien puestas….con nuestros moños y lavadas de abajo arriba. Por las tardes, como había colegio, a eso de las cinco, llegaba una señora con un canasto grande con bocadillos liaos en un paño, con chocolate, carne de membrillo… Entonces, empezaba a repartir a los niños los bocadillos. Una maestra de allí entró en mi clase y se quedó mirando, repartieron y a nosotras no nos dieron. Entonces, mi maestra le dijo: ¿Por qué no les da merienda a estas niñas…? Es que esas niñas estarán en buena posición, porque vienen con sus zapatos, bien lavadas, bien peinadas…, vaya, de lo mejor que viene aquí a la escuela.
Entonces, mi maestra se sonrió y dijo: si usted supiera… Estas niñas son recogidas… no tienen ni padre ni madre… Pues bueno, no se lo podía creer. Mi prima con las tenacillas, nos arreglaban el pelo… nos llevaba como figurines. 
Como dice Pilar: una muñeca
Mi vida fue muy buena, de jugar, y mi tía… que nadie tocara a su niña... A mí, mi maestra nunca me pegó con la regla, ni yo vi eso en mi escuela. Estamos retratadas en el patio y yo no he visto eso nunca.
Pa que veais que mi tia era pasión lo que tenía con nosotros… Mi tia me vistió de angelito un año antes de la comunión, y yo monísima, y a algunas les daban coraje, pura envidia… Yo me iba al wáter y me ponía allí y decía: ¡Hasta sentá en el wáter eres bonita…! Me quería mucho.
Mis tíos vivían en casas de vecinos… cerca del centro… Y la Comunión…, bueno, celebrar… celebrar… en mi casa, un chocolate y unos dulces y las vecinas… allí estuvimos.
Era durante la guerra y recuerdo que me llevaron a la Puerta Carmona y allí nos encontramos a un comunista de esos, y yo llevaba mi medalla de oro y mi cadena, y me pegó un tirón y me lo quitó.
 

Era un peligro ir por la calle aquellos días. Entonces ya con la guerra como no pasaban los panaderos, a los más mayorcitos los mandaba mi tía a por el pan. Ella decía: ¡Ay Vicente! me he gastao 21 gordas en pan. Cogía una telera y allí traían pan pa muchos días. Hambre no pasábamos desde luego...
Otra cosa que recuerdo es que la gente decía: ¡Que tapen las ventanas y las puertas! Se tapaban con agua, mojadas, pa que no entrara fuego. Donde estaban los contadores del agua y todo allí nos metíamos cuando empezaban las sirenas. También me acuerdo que cuando estábamos en los patios, que eran muy bonitos… pasaban por la carretera los soldaos milicianos… que le llamaban, y había mujeres también, con el puño… y el lema que ellos tenían UHP… Los comunistas…
Mi prima, Angelita, una de las hijas de mi tía, se casó con un hermano mío.
Angelita y su marido, hermano de Pilar

Unos meses antes de la boda se vino a arreglar el piso a Ubrique, porque se venía a vivir aquí, y yo vine con ella. Estando aquí le mandaron un telegrama diciéndole que su madre (mi tia) había muerto. Y nosotros aquí en la obra y entonces no había taxi ni nada. Uno que tenía un coche nos llevó a Sevilla. Se murió de pronto y estaba allí mi hermana y mis hermanos, pero ellos en el colegio. Se echó en la cama porque no se sentía bien y al poco mi hermana fue a llamarla y ya no estaba viva. Entonces ya como terminaron la casa pensaron en que mi tio pidiera la jubilación y se trasladara a Ubrique con todos los hijos. Y ya nos vinimos aquí. Cuando eso tenía yo 12 0 13 años. Pa que veas lo que ella era.
Yo seguí en la escuela con Isabel Becerra, que  era una maestra que tenía allí muchas niñas… un poco pijas, había muchas y allí me llevaron, a  esa escuela,  Ella, mi prima, no quería que me metiera a trabajar en las fábricas. Yo fui una privilegiada. Si ya te digo, con mi tía, cuando ella vivía… en Sevilla, yo llegaba y no hacía nada en la casa. Siempre lo digo, que yo tenía muchas tías, pero nadie se acordó na más que ella. Llegaban al piso de Sevilla hasta tuberculosos, y ella les dejaba la cama…
Mi padre trabajaba en la fábrica… puso un boliche, un pequeño taller. Cuando se empezaba se compraba una docena de pieles, y las herramientas y se iban haciendo sus carteras, sus petacas y a los más mayorcitos les iban inculcando… les enseñaban a trabajar la piel. Allí mis hermanos aprendieron y trabajaron con él. Mi hermano Antonio, el mayor, fue hasta alcalde de Ubrique…
Es que mi padre se murió a los 15 meses de mi madre, no te lo he dicho. Eso fue lo malo...

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